Lo que no se nombra, ¿no existe?

En relación a las noticias publicadas los últimos días en referencia a la sospecha de ciertas agresiones y a las que hemos conocido a través de la ciudadanía y konpartseras, que por no ser denunciadas en los juzgados ni comisarías no constarán, desde Bilboko Konpartsak lanzamos el siguiente comunicado:

Hoy, segundo sábado de Aste Nagusia, queremos proclamar nuestro rechazo a las agresiones. Desde Bilboko Konpartsak activamos el protocolo de respuesta cuando tenemos informaciones tales como que se haya producido una denuncia por una agresión de «alta intensidad» o por testimonio directo y, siempre, con el consentimiento expreso por parte de quien ha sufrido tal agresión. La cuestión es compleja. En esta edición de Aste Nagusia no se han dado las condiciones para poder activar dicho protocolo, lo que no significa que no haya habido agresiones, muy a nuestro pesar. Por eso, no podemos callarnos y silenciar que somos conscientes de la existencia de agresiones que ocurren pero no se visibilizan.

Un mito asociado a cómo se producen las agresiones es el de que éstas ocurren en la calle, por parte de extraños, pero queremos incidir, como en anteriores comunicados por parte de Bilboko Konpartsak, que esto no deja de ser un mito muy extendido y erróneo. Tenemos que ser conscientes de que existen agresiones que no se nombran, o que, por aparentemente leves, permanecen invisibles, pero existen; existen y condicionan.

Hoy queremos proclamar nuestro rechazo a las agresiones, y también a esas agresiones sexistas que no son denunciadas pero existen.

Los datos sobre las agresiones sexuales son preocupantes. Solamente una de cada seis agresiones son denunciadas.

También nos enfrentamos a un sistema sociosanitario, jurídico y cultural que a pesar de tratar de poner los medios y los recursos para detectar una posible agresión nos encaminan en demasiadas ocasiones al ocultamiento, a la negación y en definitiva nos empujan a una especial situación de indefensión. Necesitamos un sistema que cuide, respalde y respete.

Reclamamos que en nuestras fiestas haya espacio para todas las personas, sea cual sea su origen, sexo, género o identidad sexual. Aunque nos vemos obligadas a matizar, no hay espacio para todas las personas, no queremos a quienes intimidan, a quienes coaccionan, a quienes abusan de nuestra confianza, no queremos agresores circulando libremente por nuestras fiestas, con impunidad.

No queremos a quienes toleran las agresiones, a quienes no reaccionan, estamos hartas. Sabemos que la permisividad social frente a ciertas conductas agresivas es grande, que aún todavía aceptamos como parte del guión la existencia de las mismas. Esa aceptación perpetua la violencia hacia las mujeres.

Puede ser que tú directamente no hicieras nada, pero si no cortaste a tu colega que estaba molestando, baboseando, acosando a una moza, has sido cómplice.

Puede ser que tú al principio lo entendieras como un juego, pero cuando recibiste nuestra cara de asco, nuestra primera, segunda, tercera negativa, nuestro rechazo y continuaste insistiendo en tu super estrategia de ligoteo, nos estabas agrediendo.

Todas tus acciones dirigidas a doblegar la voluntad de las mujeres y forzar su consentimiento es violencia, es una agresión y es un crimen.

De acuerdo con la Encuesta Europea de Violencia contra la Mujer, la forma más habitual de acoso sexual se presenta en forma de miradas lascivas que incomodan, seguida de tocamientos, manoseos abrazos o besos que no son bienvenidos.

La cultura de la violación, la desvalorización constante de las mujeres y la transmisión de estereotipos sexistas o la culpabilidad, directa e indirecta, son un lastre absoluto para la vida y la libertad de las mujeres.

Diseñar estrategias adecuadas para prevenir las agresiones y atender a quienes las sufren requiere desgranar los componentes de estas manifestaciones particulares de la violencia sexista, entender las dificultades que pueden existir para reconocerlas, valorar el contexto en el que se presentan y transformar las maneras de entenderlas.

Por una Aste Nagusia libre de agresores.

Ninguna agresión sin respuesta!

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