Manifiesto

Jai Herrikoiak BULTZATUZ

La ciudad (el pueblo, el barrio) es diálogo ininterrumpido entre individuos, acción, movimiento, vaivén, colisión. Flujo incesante.

El pueblo (el barrio, la ciudad), es terreno de pulsiones, campo de magnetismos, esfera de deseos, parcela de resistencias, superficie de sentimientos.

El barrio (la ciudad, el pueblo), más allá de su composición morfológica, es un territorio sin territorio. Los habitantes lo construimos de modo perpetuo con nuestras acciones.

La ciudad (el pueblo, el barrio) es el espacio político por excelencia.

Obrar en el espacio urbano es lo que nos convierte en ciudadanas (vecinos). O, dándole la vuelta, no se puede concebir el pueblo (el barrio, la ciudad) sin la actuación constante de cada una de nosotras.

Juntándonos en la plaza, creando codo con codo, deliberando en el rellano de la escalera, visitando un museo o, simplemente, desgastando el asfalto. Así vamos construyendo el barrio (la ciudad, el pueblo).

Imaginando las fiestas.

Participando en su organización. Viviéndolas.

Llevamos muchos años dedicados, concretamente, a está última tarea en nuestras ciudades (pueblos, barrios). En este sentido, existe un nexo que nos vincula a todos aquellos individuos y grupos que impulsamos las fiestas y la cultura popular en Euskal Herria. Con el tiempo, ha cristalizado en un movimiento conformado por diversas expresiones y modos de organización. Un tejido. Una red.

Del mismo modo que el escultor labra la madera, así nos ha trasladado este movimiento un modelo festivo que aglutina (busca, cuida, mima) la participación, la libertad de expresión, la ilusión, el humor, la ironía, la solidaridad…, en resumen, todo aquello que durante largo tiempo ha representado y representa a la fiesta y la cultura popular.

Este modelo no es del agrado de todo el mundo. Diversas instituciones públicas y partidos políticos lo torpedean constantemente. Se puede decir que siempre ha sido así. No obstante, esta situación se ha recrudecido últimamente, obstaculizando iniciativas, marginando propuestas, reduciendo espacios, obviando a sus protagonistas; sancionando e inhabilitando; e, incluso, criminalizando.

También mimetizando el modelo, asimilándolo y, en última instancia, procesándolo para devolverlo a los habitantes de las ciudades (pueblos, barrios) transformado, en muchos casos, en McPropuestas que alambran la participación. ¡Y es que la Administración anhela convertirse en ciudadana (vecino)!

A pesar de las trabas y de los ataques, constatamos que el movimiento cultural festivo en Euskal Herria goza de buena salud. Somos muchas las vecinas (ciudadanos) que estamos sumergidas en la dinamización de las fiestas. Pero, además de gozar de buena salud, este movimiento ha demostrado una y otra vez que plantea un modelo exitoso.

Exitoso respecto a la oferta cultural; exitoso en la participación; exitoso en la activación del espacio urbano; exitoso en la creatividad; exitoso en la diversión.

Exitoso en cuanto a generador de riqueza económica.

La propia existencia del movimiento y su validez, junto a la constatación de las acometidas a las que está siendo sometido, nos empujan a juntarnos con el objetivo de reflexionar.

De discutir y argumentar. Intercambiar puntos de vista. Relatar experiencias, exponer realidades y plantear enfoques. Sugerir ideas y formular propuestas. Es decir, para manifestar nuestras visiones sobre el modelo festivo popular, complementándolo y definiéndolo.

Para defenderlo y mejorarlo.

Una de las claves para su defensa es la necesidad de un análisis conjunto desde los diferentes espacios festivos existentes en Euskal Herria. Un fortalecimiento del modelo.

Vamos a dar un nombre a esa realidad que subyace, a ese tejido. Impulsaremos nuestra labor, dotándonos de referencias, apoyos y trabajo con los movimientos culturales y festivos cercanos. Y es que no entendemos la fiesta sin ese modelo cultural festivo.

En aras de este deseo de defensa y mejora de las fiestas, iniciamos un proceso de reflexión pública y participativa desde nuestras perspectivas, formas de pensar y modos de organización diferentes. Sabedores de que es precisamente esa pluralidad la que nos fortalece, queremos invitar a todos los agentes culturales de este país a tomar parte en él.

 

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